viernes, 23 de marzo de 2012

Educación, la verdadera revolución social


Educación, la verdadera revolución social

Por: Redacción Vivir
La educación para todos los colombianos ha sido un promesa desde que se estableció el primer gobierno independiente en nuestro territorio, hace ya más de 200 años.



En las primeras constituciones quedó establecido que quien no aprendiera a leer y a escribir no podría reclamar plenos derechos políticos.

Como lo señalaron el historiador Jorge Orlando Melo y Yirama Castaño, “a pesar del optimismo de los dirigentes de la Independencia, el avance de la educación fue lento. Las grandes reformas legales del sistema educativo (1843, 1851, 1870, 1880, 1886, 1903 y 1927) no lograron muchos resultados”.

El sistema nació con carácter descentralizado. El gobierno nacional asumió los gastos en educación superior y algunos colegios emblemáticos, mientras los departamentos se hicieron cargo de los primeros niveles de formación. A lo largo del siglo XX, Colombia fue descubriendo que su desarrollo como país estaba íntimamente enlazado al desarrollo de sus escuelas. En 1936 se estableció que la educación básica sería gratuita y obligatoria, pero ante la pobre gestión de muchos gobiernos departamentales, entre 1950 y 1980 se nacionalizó y centralizó la financiación.

Pese a las críticas, las cifras demuestran que Colombia no ha hecho una mala tarea en este campo. La cobertura bruta en primaria pasó del 43% en 1951 al 97% en 1980, la de secundaria pasó del 4,5% al 35%. Difícilmente algún otro logro social se puede comparar a éste.

La Ley 24 de 1988 y la Ley 29 de 1989 establecieron las bases para municipalizar la educación una vez más. El Ministerio entregó a alcaldías y gobernaciones muchas funciones. Pero sería la Constitución de 1991 la que sellaría un nuevo pacto ciudadano por la educación. En sus páginas quedó definida como un derecho ciudadano, un servicio público con función social.

Ahora que El Espectador cumple 125 años siendo testigo de los esfuerzos de los colombianos por educarse, varias noticias ocupan espacios en sus páginas. De un lado, por primera vez se anuncia la gratuidad de la educación básica y media en los colegios públicos; de otro, el país se prepara para discutir una gran reforma a la educación superior que apenas cubre un 37% de la población joven. Y la tarea para el futuro más cercano es consolidar la calidad educativa desde la primera infancia hasta los más altos niveles de formación.

WENDY KOPP

Estadounidense, fundadora en 1990 de Teach for America, organización que se ha convertido en ese país en uno de los principales proveedores de profesores de calidad para los centros educativos con niveles socioeconómicos más bajos. Años más tarde, el mismo proyecto pasó a ser una red global bajo el nombre de Teach for All. Fue elegida por la revista ‘Time’ como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Altas expectativas

Los niños que afrontan desafíos como la pobreza pueden sobresalir en una escala absoluta cuando se encuentran con altas expectativas y apoyos adicionales para lograrlas. Es fundamental ofrecerles caminos diferentes a los que tendrían por sus condiciones.

Formar carácter

Debemos adoptar la ambiciosa misión de velar porque los estudiantes puedan adquirir las habilidades académicas y construir el carácter y dedicación necesarios para llegar a la universidad. Hay que alcanzar una meta académica ambiciosa.

Cierre de brechas
Podemos lograr progreso significativo si nos concentramos en el cierre de las brechas de rendimiento académico, incluso a nivel sistémico. En el sistema educativo de Nueva York hemos observado que no es imposible vencerlas.

Liderazgo
Trabajar en la formación de líderes que estén decididos a cambiar las alternativas de vida de sus estudiantes. Se debe invertir en el desarrollo de una fuerza de maestros y líderes escolares capaces de aprovechar al máximo esa oportunidad.

Proyección
Para ganar la lucha contra la desigualdad educativa debemos canalizar la energía en los líderes más prometedores de nuestros países. Ellos serán los pioneros de nuevas soluciones y generarán un movimiento cada vez más acelerado y creciente.

RON BRUDER
Empresario estadounidense. Es el fundador y director ejecutivo de EFE (Education for Employment Foundation), una fundación que tiene la misión de llevar conocimiento a los jóvenes que viven en lugares en situación de riesgo. Su trabajo en Oriente Medio es especialmente reconocido. El año pasado hizo parte de la lista de los cien personajes con mayor influencia en el mundo, que publica la revista ‘Time’.

Fuerza de trabajo
Hay un déficit de talento y habilidades que está provocando que muchas plazas de trabajo se queden vacantes. Es necesario coordinar las lecciones que los estudiantes están aprendiendo con las habilidades requeridas en el mundo laboral.

Trabajo asociado
La educación no es sólo responsabilidad de las escuelas. Es necesario comprometer a nuevos jugadores (ONG, organizaciones sin ánimo de lucro, alianzas público-privadas) y explotar al máximo sus contribuciones para las instituciones tradicionales.

Enseñar a analizar
En la era de la interconectividad las habilidades analíticas son las más importantes. Los jóvenes hoy tienen acceso a más información que en cualquier otro momento, y es indispensable que aprendan a navegar efectivamente en un mundo inundado de contenido.

Participación
Los estudiantes de hoy tienen las herramientas para convertirse en arquitectos activos de su educación. Deben ser más proactivos al exigir que las escuelas sean efectivas al prepararlos para ingresar al mundo laboral.


Ciudadanos globales
Vivimos en un mundo interconectado y hay que educar a los jóvenes para esto. Las instituciones tienen la responsabilidad de enseñar habilidades de comunicación multicultural que les permitan a los estudiantes acceder a visiones globales. Redacción Vivir | Elespectador.com



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